«Necesitamos más goleadores, más goles. Nos falta alguien que esté listo para romperse la nariz o el tobillo para marcar un gol». Así de claro y contundente se mostró anoche Ole Gunnar Solskjaer. Aunque su equipo acababa de derrotar al Manchester City en las semifinales del partido de vuelta de la Carabao Cup (0-1), el técnico del Manchester United dejó claro que para poder afrontar el resto del curso con plenas garantías, el equipo necesita dar la bienvenida a un nuevo ariete. De hecho, pese a dominar el choque, los diablos rojos no pudieron sumar los goles necesarios para remontar una eliminatoria que venía condicionada por el 1-3 de la ida.
Durante estas últimas semanas, los de Old Trafford han tanteado a varios arietes de primer nivel, pero lo cierto es que las negociaciones no han dado los frutos esperados. Ni Erling Haland, quien ya brilla con el Borussia Dortmund; ni Edinson Cavani, que apura sus opciones de aterrizar en el Atlético de Madrid; ni otros jugadores como Moussa Dembélé (Olympique de Lyon); Maxi Gómez (Valencia) o Krzysztof Piatek (AC Milan) cuentan ya con opciones de aterrizar en el combinado inglés.
Aunque el club sigue trabajando a marchas forzadas con el claro objetivo de colmar las casi desesperadas demandas de su técnico, lo cierto es que el exiguo espacio que nos separa ya del cierre del mercado (menos de 48 horas) invita a pensar en que o bien llegará un delantero de segundo orden que ejerza como parche o que, como intuye Solskajer, no será hasta verano cuando se completé el fichaje del deseado atacante.
Eso sí, el noruego al menos puede consolarse con Bruno Fernandes. Y es que, pese a no actuar como delantero, el portugués ya ha demostrado que mantiene una excelente relación con el gol (15 dianas en 28 partidos este curso). Si se adapta rápido, su concurso puede resultar determinante para que el United cierre la temporada con, al menos, una media sonrisa.