Le bastaron siete minutos en Primera división para mostrar su talento precoz, pero en el octavo el volante de 17 años Eugenio Pizzuto vio como la pierna derecha dejó de obedecer, se trabó en el césped y se quebró.
"Tiene fractura de peroné, presenta una luxación de tobillo y será intervenido quirúrgicamente", anunció en las primeras horas de este domingo el Pachuca, equipo del novato, reconocido por la FIFA como una de las estrellas nacientes del fútbol mundial.
El drama convirtió a Pizzuto en una especie de héroe chiquito de lo que va del torneo Clausura. Aunque debutó como profesional en un estadio ajeno, mostró velocidad, buen toque de pelota y dio aire al ahogado Pachuca que fue barrido por el León. Al salir en camilla los hinchas rivales le regalaron un aplauso cerrado y necesitaron como 15 minutos para recuperarse y volver a gritar a favor de su equipo.
Nacido el 12 de mayo de 2002 en San Luis Potosí, Pizzuto heredó el apellido de su bisabuelo que vino a México durante la Primera Guerra Mundial. A los 12 años demostró condiciones excepcionales para jugar fútbol y ya en el 2019 fue figura decisiva en el equipo mexicano subcampeón Mundial Sub 17.
"Estamos para ayudar a Pizzuto en lo que sea. Demostró en minutos una pasta tremenda, ayudarlo en la recuperación, que quede lo antes posible y que Pachuca lo disfrute lo antes posible", dijo el uruguayo Paulo Pezzolano, entrenador de los Tuzos.
La conmoción en el fútbol mexicano por la grave lesión del jugador tiene dos aristas, la del ser humano herido y la del futbolista talentoso que forma parte de la miríada de prometedores jugadores mexicanos menores de 25 años que a seis años del Mundial que México compartirá con Estados Unidos y Canadá, levantan su mano como candidatos para jugar en el tri del 2026.
Veloz, elástico y con una personalidad casi perturbadora es un hecho que Pizzuto asumirá la lesión como el primero de numerosos obstáculos que deberá superar para mutar del héroe chiquito que es a la figura de nivel Mundial que pretende ser.
Enfundado en un pijama de rayas con una aguja metida en la vena, en las próximas horas Eugenio Pizzuto Puga tendrá tiempo para reflexionar. En vez de hundirse en el llanto, tendrá la opción visualizar su peroné curado y su tobillo cicatrizado.
Ya sano, allá por el verano tendrá luz verde para mostrar su talento, combinarlo con trabajo y entonces así imaginarse dentro de algunos años en la selección mexicana y como jugador titular en algún equipo de liga europea, tal vez en la Serie A de Italia, donde su apellido resultará familiar