Carlos Carrasco, lanzador venezolano de los Indios de Cleveland, empezó la actual temporada con muy buen ritmo y cada vez que se subía a la loma lo hacía con aplomo y dominio. Propinaba entre doce y catorce ponches en los partidos, pero de pronto él paralizó sus actividades y el equipo lo puso en la lista de inhabilitados por una molestia ajena a las lesiones frecuentes en béisbol.
Fue al final de mayo cuando Carrasco se sintió fatigado. Exámenes de laboratorios detectaron algo raro en su sangre y los Indios determinaron no hacerlo actuar. Nuevas pruebas establecieron que tenía alteradas las plaquetas. Luego visitó, junto con su esposa, el hospital en donde le dieron la terrible noticia de que tenía leucemia mieloide crónica, una variante de cáncer tratable que se origina en las células productoras de sangre de la medula ósea. Solo la persona que pasa por un momento tan impactante puede medir la magnitud y consecuencias de tan devastadora noticia.
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Carrasco ha tenido varias temporadas muy sólidas, es considerado un abridor muy eficaz y con mucha opción para reforzar cualquier rotación de las Grandes Ligas. Al final de la campaña pasada ganó 17 partidos y se empezó a escuchar el rumor de que los Yankees querían con urgencia un serpentinero abridor de buenas características que coincidían con las de Carlos. El lanzador llanero al final se quedó en Cleveland con nuevo contrato de cuatro campañas por algo más de $ 37 millones.
“La leucemia es la razón por la que no estoy jugando, pero me voy a integrar pronto”, dijo el nativo de Barquisimeto, padre de cinco hijos y que maneja, con su esposa Karry, una fundación que se encarga de donar artículos deportivos y útiles escolares a jóvenes de escasos recursos en República Dominicana.
“Cuando me enteré del procedimiento, me puse a pensar sobre el tema. Tuve que autofortalecerme y decidí esforzarme para pasar esta dura prueba y superarla”, dijo Carrasco, de 32 años. Agregó: “Me sentí obligado a trabajar en esto. Tengo a muchas personas detrás de mí, entregándome su apoyo, especialmente mis compañeros y mi familia que me han hecho más fuerte cada día”.
Ver lanzar a Carrasco nuevamente, después de superar el diagnóstico de tan dura y cruel enfermedad, fue una de las mejores y más positivas imágenes del deporte en general.
Cuando el martes 9 de julio se realizó el Juego de Estrellas, justo en el estadio de su club, en la quinta entrada le dedicaron la campaña “Unidos por el cáncer” (Stand up to cancer), que interpreta el espíritu y el sentido de la comunidad en la lucha contra la catastrófica enfermedad. Los fanáticos, jugadores, entrenadores y personal de apoyo se pusieron de pie con un cartel con la leyenda contra el cáncer y con un minuto de silencio apoyaron a su respectivo ser querido afectado por la enfermedad.
Carrasco estaba en la banca junto con sus compañeros y su entrenador, Terry Francona. El jugador protagonista de este artículo sostenía un cartel que decía: “Aquí estoy”. En tanto, su compañero más cercano, el receptor Francisco Liriano, sostenía otro mensaje que decía: “Me levanto por Galleta”, el apodo del pítcher.
Fueron momentos cargados de muchas emociones en los que los fanáticos asistentes, entre lágrimas y aplausos, enviaron buenas vibras al pelotero. Todos los beisbolistas de los dos equipos de las estrellas de las ligas Nacional y Americana se acercaron para abrazarlo y animarlo.
En agosto le autorizaron reanudar su actividad con un plan de reacondicionamiento con unos cuantos lanzamientos, juegos simulados y con partidos reales en la medida que pueda tolerar. Regresó al montículo en las Ligas Menores, en la categoría Doble AA, con el equipo Akron Rubber Ducks contra los Senadores de Harrisburg. Carrasco recibió una ovación de los aficionados de Canal Park y laboró un episodio con un ponche. Luego hizo otra aparición que ayudó a tomar la decisión de subirlo a las Mayores.
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Su mánager Francona se emocionó al verlo entrenar con muchas ganas y entendió que Carrasco disfrutaba con cada movimiento y cada lanzamiento. Hasta que volvió a las Mayores el domingo 1 de septiembre en condición de relevista, siendo habitualmente un abridor. Fue en el estadio Tropicana Field, en el que fue muy aplaudido, enfrentando a los Rays de Tampa Bay. Los peloteros de los dos equipos y los asistentes lo aplaudieron con entusiasmo.
Posteriormente, en el Progressive Field, el martes 3 de septiembre fue recibido con una gran ovación. Ver lanzar a Carrasco nuevamente, después de superar el diagnóstico de tan dura y cruel enfermedad, fue una de las mejores y más positivas imágenes del deporte en general y del béisbol en especial.
Poco a poco se sentirá mejor e incrementará sus actuaciones, aunque siempre hay cosas inesperadas e impredecibles. Los médicos tratantes, con todas las pruebas, exámenes y comprobaciones, autorizaron al paciente que regrese al trabajo, es decir, hacer deporte profesional, porque se estima que Carrasco está fuera de riesgo.
Carrasco donará $ 200 por cada ponche que consiga para contribuir a la investigación del cáncer infantil, gesto que ha sido secundado por algunos beisbolistas, como sus compañeros en los Indios Shane Bieber y el inicialista Carlos Santana –contribuirán con dinero cada vez que Cleveland gane un juego–, justo ahora que están en cerrada lucha por clasificar a playoffs. Carrasco comprueba que no hay fe plena sin obra. (O)