Tras un 2018 impresionante en la World Surf League, el 2019 no le dio las mismas alegrías. Resultados por debajo de lo planteado llenaron de dudas y sensaciones desalentadoras a Lucca Mesinas. Con solo 23 años, el surfista peruano confió en sí mismo y encontró en Lima 2019 la manera de renacer y mostrar su mejor versión. En diálogo con El Comercio, habló de sus inicios, la competencia en Punta Rocas, el legado que le gustaría dejar y su futuro.
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Siempre en tabla corta, Mesinas compite desde que tiene 10 años. | Foto: Jesús Saucedo/GEC
¿Cómo describirías Lima 2019?
Fue algo único para mí y nuevo para todos. El surf debutó como deporte panamericano en Lima 2019, nos dejó un grato recuerdo. Desde la ceremonia de apertura, cuando entramos por el túnel al Estadio Nacional, sentí otro tipo de energías. Recién ahí me di cuenta de la magnitud del evento. Cuando competí estaba en otro mundo, muy feliz, por la gente y por mi deporte.
La medalla de oro conseguida en los Panamericanos cierra un círculo virtuoso en tu carrera, ¿esto cuándo empezó?
Compito desde hace mucho tiempo. Hace 4 años lo hago a tiempo completo, como profesional, participando en todas las fechas del Tour Mundial. Es duro porque tienes que entrenar bastante. Hace un año se abrieron las puertas para los Panamericanos y los Juegos Olímpicos. Había que prepararse mucho más. Lo estamos haciendo bien.
¿Por qué elegiste el surf?
Por mi familia y porque nací en Máncora. Las olas allá son perfectas, es muy lindo estar en la playa. Mis papás me enseñaron a correr a los 7 años y desde entonces no paré. Siempre en tabla corta. Mi vida se basaba en ir al colegio y en la tarde correr. A los 10 años tuve mi primer campeonato nacional y quedé segundo. Desde ahí me gustó mucho el sentimiento de competencia. Comencé a ir a Lima y luego a todos lados. Quería ganar.
¿Ese sub 10 fue el punto de quiebre en tu vida?
Sí, claro. Ahí sentí la adrenalina de competir, me gustó tomar decisiones en pocos segundos para conseguir resultados. Pese a que era un niño, noté la diferencia entre competir y hacerlo por diversión. Siempre fui competitivo, quería vencer a todos.
Junto a Daniella Rosas y Benoit 'Piccolo' Clemente, Mesinas forma parte del selecto grupo de los únicos campeones panamericanos en surf en Perú | Foto: Jesús Saucedo/GEC
¿Qué dificultades encontraste en el camino?
El deporte no es muy barato. Hay que viajar mucho y eso es caro. Gracias a Dios, mis papás me apoyaron durante este tiempo. Ellos sacrificaron muchas cosas y yo también, tuve que esforzarme al máximo, dejé fiestas, amigos y otras cosas para dedicarme al surf. Incluso tuve que desprenderme de ellos con los viajes y todo el movimiento. Pero el esfuerzo valió la pena.
¿En algún momento pensaste en abandonar la competencia oficial?
No. Siempre me gustó el mundo del surf. Me encantó viajar por el mundo. Sé que no todas son buenas, incluso a veces sucede que llegas hasta Japón y pierdes en primera ronda. Ahí cuestionas tu surf, es muy complicado, pero hay que saber aceptar las derrotas. Hubo algunas ocasiones que dije: "Dejaré de viajar y competir para entrenar un poco más", pero mi gen competitivo no me lo permite.
Esta temporada no te estaba yendo tan bien el Tour Mundial, ¿cómo lograste revertir ello para encarar Lima 2019?
El 2018 tuve mi mejor temporada como profesional. Este año tuve expectativas muy altas; sin embargo, comencé y el Tour Mundial me dio una cachetada, no ha sido ni cerca al año anterior. Sabía que estaba haciendo bien las cosas, pero llegué a estresarme, quise dejarlo y dedicarme a entrenar. Justo aparecieron los Panamericanos y me dediqué a prepararme, y mira, la vida te da revanchas. La pasé muy mal, pero siempre tuve fe que llegaría algo bueno y ahora soy campeón panamericano. Es algo muy lindo. Vale la pena aguantar todas las derrotas.
¿Podría decirse que Lima 2019 es el renacimiento de tu surf?
Sí, podría decirse que sí. Es el siguiente impulso que me da la vida para seguir con todo. Aprendí que nunca hay que rendirse, así te vaya mal, hay que volver más fuerte que nunca.
Tu disciplina, Open Surf, a diferencia de otras modalidades, está evaluada por la subjetividad de los jueces, ¿eso te ha afectado en algún momento?
Es algo difícil. Este año tuve un par de competencias que sentí que debía haber pasado de ronda. Sentí que había superado a mi rival pero los jueces no habían marcado lo real. A veces hay favoritismo, como en todos los deportes. Sin embargo, es lo que decidí, es lo que hago, no tengo que pensar en los jueces, lo importante es lo que pueda hacer dentro del mar.
¿Cómo fue tu clasificación para Lima 2019?
Hubo un torneo clasificatorio. El año pasado quedé tercero en el Mundial ISA en Japón, gracias a eso pude estar en los Panamericanos. Lo anecdótico es que nos avisaron semanas antes, nadie sabía que ese torneo brindaba cupos para Lima 2019. Cuando lo supe, me puse las pilas, me mandé a hacer tablas nuevas y el mejor equipamiento para conseguir el objetivo.
¿Cómo manejaste el tema mental?
La experiencia te ayuda a manejar las situaciones. He entrenado con psicólogos deportivos para saber que es lo mejor, que es lo que puedes pensar durante la competencia. Te pueden venir pensamientos de derrota antes de competir. Eso lo sumé a mi experiencia previa. Últimamente, cuando siento temor por enfrentar a alguien, solo digo: “Lucca, hay que ir con todo, no hay que dejar una brazada suave, y también divertirme”. Si hago eso, probablemente me vaya bien. Y si no, me quedo con la sensación que di todo.
Cuéntanos como viviste la ceremonia de apertura de Lima 2019...
El túnel fue una locura. También cuando apareces y ves la luz del Estadio Nacional, ahí te das cuenta de la magnitud del evento. Me sentí muy bien, prácticamente en el cielo. Me hizo sentir mucho más peruano.
¿Cuál fue la ronda más difícil?
Sentí muchos nervios en el debut y en la final. En el inicio hay miedo, ansiedad, tensión. Por suerte lo tomé bien y pasé. La que más tenso y nervioso me puso fue por la medalla de oro. Todo el Perú me estaba viendo.
¿Cerrar la histórica jornada de surf tuvo alguna repercución en tí?
Sí, estaba muy ansioso, sobre todo porque veía a mis compañeros ganando medallas desde la mañana y yo estaba loco por salir al mar. Yo recién competí cerca a las 3, fue complicado esperar. Esa presión me cansó, entré fatigado a correr. La mente te agota. Fue la ronda más difícil, podría decirse de toda mi carrera.
¿Dentro de la final escuchabas los puntajes?
En la final había mucho viento y no escuchaba muy bien el puntaje, por eso estaba un poco desconcertado. Cuando terminé, fui a la moto de seguridad y no estaba seguro, él me dio la noticia, que fue confirmada por la voz del complejo.
Ustedes sueñan con ser cargados luego de una competencia, explícanos la razón...
Eso es lo que se hace en el surf. Vienen dos personas y te cargan, es la foto que anhelas tener, porque simboliza la victoria. Gabriel Aramburú y Renato Quesada fueron los que me elevaron sobre sus hombros. Siempre recordaré eso.
En la ceremonia de premiación se te vio haciéndole gestos a la tribuna, ¿qué pasó?
Esa ceremonia la había soñado desde el principio de los Panamericanos. Cuando subes, no piensas en nada, solo miras a la tribuna y agradeces, por eso junté mis manos hacia ellos. Mi mamá vino especialmente para la competencia, ella es de Máncora, mi enamorada igual, que es de Hawuai; ambas me dieron la sorpresa para la final. Quería retribuirles un poco por el apoyo que me brindaron.
¿Encontraste el amor gracias al surf?
Sí, conocí a mi enamorada en Hawái gracias al surf. Ella competía, lo dejó por el trabajo. El año pasado hicimos el tour mundial juntos. Ahora más que antes es a larga distancia. Estuvimos juntos por tres años, nos conocemos mucho. Por el momento nos apoyamos a nuestra manera. No hay nada de que preocuparse.
¿Reciben un apoyo significativo del Gobierno?
El IPD nos ayudó a viajar para competir internacionalmente. Incluso, nos trajeron un entrenador de Australia, Martin Dunn, uno de los mejores del mundo, él mejoró nuestro surfing en Punta Rocas. Ahora, con estos resultados, sé que el apoyo aumentará, así como lo hacen con el vóley y el fútbol.
¿Ya asimilaste ser un campeón panamericano?
Todavía no. Cuando tenga tiempo de descanso lo haré. La próxima semana iré a Máncora una semana, con mis amigos y mi familia. Me harán algo lindo, quizás ahí tome real dimensión. La medalla no me la quito por nada, aunque me duela el cuello porque pesa bastante, pero más cuesta conseguirla.
¿Te consideras un ejemplo para el país?
Sí, más que todo para los niños. Quisiera ser el ejemplo para que inicien en los deportes desde temprano y que se esfuercen mucho. Sería increíble que mejoren mis marcas o en el deporte que elijan. Me gustaría que ese fuera mi legado, que entiendan que el deporte cambia la vida. Cuando yo tengo problemas entro al mar y me olvido de todo. Es una salida para todo lo malo, puedes cambiarlo por cosas muy positivas. Ayuda para la vida.
¿Cómo perderías tu cupo para Tokio 2020?
Son tres peruanos que irán al Mundial ISA 2020, yo creo que también participaré, estoy con mucha confianza. Para que me quiten mi cupo a Tokio 2020, tienen que estar dos peruanos en la zona de clasificación en la final (son cuatro finalistas). En caso solo entre uno, clasifica él y yo. No falta casi nada, estoy pensando en ser campeón mundial. Iré a quedarme con ese primer puesto, ya he sido sub campeón y tercero, solo me falta eso.
¿Y qué expectativas tienes de Tokio 2020?
Mi meta comienza desde ahora. Entrenar mucho. No pienso en medallas, quiero ir a dar lo mejor que pueda en mi vida. Sé que si pasa eso, los resultados se van a dar.