Venía de ser eliminado en singles (ante chileno Tomás Barrios, en tercera ronda de los Juegos Panamericanos 2019). Me apoyé 100% en Gonzalo (Escobar) y Raúl (Viver, entrenador). La verdad, me sentía bastante bajoneado. Tenía muchas expectativas, había hecho un gran trabajo previo y perdí de una manera que no esperaba. Tuve un par de horas que son para el olvido, pero en esos momentos es cuando uno debe creer más en uno mismo, olvidarse de lo negativo y salir adelante. Lo hice mucho por Gonzalo, por Raúl, por mi país, por querer superarme. Estoy muy orgulloso de haber manejado esa situación.
La noche antes de la final (el sábado anterior) hablamos con Gonzalo. Sabíamos que estábamos a la altura de lo que representaba ese partido y el respeto y la fe con que lo encaramos fue primordial. Nunca bajamos los brazos, siempre tuvimos confianza el uno en el otro, y a pesar de perder el segundo set (3-6), nuestra fe siguió intacta para ganar como ganamos.
Sabíamos que contra los argentinos (Guido Andreozzi y Facundo Bagnis) la final iba a ser dura. Iban a tratar de imponer su ritmo, con mucha potencia, más que en singles, que es lo que ellos juegan mejor. Tratamos de poner lo nuestro, como variar las jugadas, globos, subidas a la red, voleas cortas; el fin era hacerlos sentir incómodos.
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Llegamos al tie break (tras empatar 1-1 en sets) con el marcador 7-2; después se puso 7-6, 9-7, 9-8. Hubo de todo. Hubo mucho drama y eso es lo que caracteriza a los juegos de dobles. Para mí, cuando la bola de mi devolución entró (para dejar el marcador 10-8 a favor de Ecuador), fue un alivio tremendo.
Jugamos mucho con este formato de tie break (muerte súbita) y uno sabe que desde el principio hay que entrar muy decidido porque 2 o 3 puntos pueden cambiar la definición. Lo que sí mantuvimos fue la consigna de jugar el punto a punto. Nos trazamos ese objetivo, pero del dicho al hecho hay muchísimo por hacer. Pero la manera como ganamos, con tanto público, fue muy linda; tanto como la celebración.
Fue una linda semana la que compartimos con muchos ecuatorianos que nos fueron a apoyar en Lima, con gente de la organización, de la Secretaría del Deporte, de la Federación Ecuatoriana de Tenis (FET), que fueron a apoyarnos. Hubo un ‘pequeño Ecuador’ en Lima que me llenó de emoción.
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Fue importante ver a Danilo Carrera (presidente de la FET) alentándonos. Es una persona muy importante en el tenis nacional. Es muy apasionado, así que tenerlo ahí haciendo barra nos motivó más.
Lo más complicado para mí en Lima fue conservar la cabeza fría, mantener la meta del día a día. Si uno ve más allá de lo que puede pasar, te comienzan a comer las ganas, como en las semifinales con Bolivia. En mi caso me dije ‘es una ronda muy accesible’, pero al final del día se trata de grandes rivales. Mantenerse enfocado es básico en este nivel de torneos.
Viver nos aconsejó que seamos agresivos, que impongamos nuestro tenis, que si íbamos a morir, debíamos morir en nuestra ley, y así fue. Siempre nos ha llegado todo lo que Raúl nos dice por su experiencia, por tantos años en la Davis. Lo conozco desde muy pequeño y tenerlo en las gradas es un voto más de confianza, de tranquilidad, de serenidad en el que uno se puede apoyar en los momentos difíciles de cada partido.
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Al terminar la final que ganamos hablé con mis padres; son mi apoyo más grande. Me llamaron cuando acabé de hacer todo (ruedas de prensa, examen antidopaje, premiación) y la verdad es que ellos estaban más emocionados que yo porque esto es algo histórico que quedará para toda la vida. Nadie nos quitará haber conseguido, junto con Gonzalo, la primera medalla de oro para el tenis de Ecuador en unos Panamericanos. Que se haya sufrido tanto hace que goce más el triunfo que cuando un partido se lo gana con relativa facilidad.
Antes de empezar a competir, al ver el cuadro, nos dimos cuenta de que era muy duro. Empezamos contra Estados Unidos (Kevin King-Michael Redlicki) y nos dio confianza vencer tan cómodo (6-3, 6-0) a una pareja que respetamos mucho. En segunda ronda nos tocó Chile (Tomás Barrios-Alejandro Tabilo) y al ganar 6-4, 6-4 sentimos que nuestro objetivo empezaba a estar más cerca.
En semifinales medimos a la dupla de Bolivia (Boris Arias-Federico Zeballos). Fue un duelo de pequeñas estrategias, no fue tanto de potencia, de ver quién ganaba ciertos puntos en determinados momentos. Ganamos 6-3, 6-4. (D)