El mundo, como lo conocemos, es una constante contienda. El más fuerte gobierna, sabiendo que, entre los demás, siempre habrá quienes busquen maneras de derrocarlo. Nuevas amenazas surgen con el pasar del tiempo, de modo que conservar el trono durante años es algo que pocos dotados son capaces de hacer.
Es el caso de Kevin Martínez , campeón nacional de paleta frontón de forma consecutiva durante los últimos 7 años, además de bicampeón panamericano. Lo ganó todo y, sin embargo, todavía busca muchas cosas: colocarse la medalla de oro en el debut histórico de la paleta frontón en los Juegos Panamericanos ; ser el embajador que popularice el deporte en el país y a nivel internacional y, especialmente, alguien que le gane. Un rival.
Esto, evidentemente, no quiere decir que jamás ha perdido un partido, menos un set, o que no haya otros jugadores con los que ha sostenido una rivalidad. Pero al momento de poner las cosas en perspectiva y de hacer un balance, Kevin se va siempre con los brazos en alto.
Fue así desde los 9 años, cuando se enamoró de la raqueta y la pelota de goma gracias a su padre y a su abuelo, responsables también de la fórmula que le ha dado el éxito: la constancia. “Desde chico aprendí que la perseverancia es lo más determinante. Todo es dedicación, constancia y un alto nivel de entrenamiento”, sostiene el actual miembro del Team UNACEM.
Kevin no solo juega frontón: también tiene su propia academia. Enseña a niños y adultos. (Foto: Facebook Academia Kevin Martínez)
A sus 27 años, la experiencia, los éxitos y su inquebrantable determinación lo han llenado de confianza. Tal vez demasiada, pero refrendada constantemente con sus victorias. Esto queda en evidencia cuando se refiere a quien más cerca estuvo de discutirle el liderato, muchas veces compañero de selección pero rival sobre todo, y con quien ha escrito la historia del frontón en la última década: Bruno Semino.
“Con Bruno siempre hemos sido rivales, también amigos. ¿Mi antagonista? No sé si llamarlo así. Se ha dedicado a esto a un nivel muy alto, como lo hago yo, pero no ha podido campeonar nunca porque yo he estado. He sido el ‘rocón’ en su zapato. De todas las veces que hemos jugado, solo me ha ganado dos”. Así habla Kevin, con una dosis de altivez, no de su rival, como bien se ha encargado de aclarar, sino de su perseguidor más cercano.
Le preguntamos por un partido especialmente difícil contra Bruno, y el episodio evocado no solo confirma que la perseverancia es una de sus virtudes, sino la garra: “Final del Gala Match 2015. Yo iba arriba y me empata. En el quinto y último set él va 13-8 arriba (el frontón es hasta los 15 y, como en el tenis, siempre por diferencia de dos). Todo indicaba que me ganaría, pero yo me repetía que no y no. Y volteé 17-15. La pasé mal, él jugó muy bien, pero saqué adelante el partido”.
Más apaciguado, Bruno es consciente de esta rivalidad pero, como buen deportista, la deja en la cancha. Y sabe que si juega la selección, jugamos todos. “No ha habido año en el que Kevin y yo no hayamos competido y sí, él ha ganado más veces. Ahora, confío a ciegas en que él y Claudia (Suárez, la representante femenina) van a ganar el oro en los Juegos Panamericanos”, indica.
Bruno no entró en el triangular que decidió al representante peruano de paleta frontón en Lima 2019 porque está dedicado a la gestión deportiva –pero asegura que volverá a competir–. Eso le simplificó el camino a Kevin Martínez, pero solo en la teoría. Esta vez fue Joao Velásquez quien intentó destronarlo, y estuvo a poco de asestar el golpe.
“Llegué al triangular clasificatorio con mucha confianza. Estaba en un gran nivel, pero tenso. El primer partido fue ante Joao, quien pasó a ser el número 2 desde la salida de Bruno, y empecé muy mal, perdiendo los dos primeros sets. En el descanso hablé con mi psicólogo y le dije basta. Me cambié todo, hasta las zapatillas, y me mentalicé en que este era un nuevo partido. Así pasó, y terminé volteándolo 3-2”, se explaya Kevin, en una nueva muestra de su fortaleza mental. Otro ‘insurrecto’ que intentó un ‘golpe de estado’ y fracasó.
El heptacampeón nacional también se impondría sobre Leonardo Benique –el tercero de la lista, vencido también– y acabaría sellando su clasificación a los Juegos Panamericanos 2019, edición que incluye por primera vez a la paleta frontón, que figura como una disciplina dentro de la pelota vasca. Es un deporte que nació aquí, en el Perú, y en el que somos potencia mundial.
“La competencia más fuerte la tenemos acá, entre nosotros. El clasificatorio será tan o más difícil que los Panamericanos en sí”, precisó Kevin en enero, cuando visitó el programa Polidepor (el cual puedes volver a ver a debajo de este párrafo), dos meses antes del triangular ante Velásquez y Benique.
Esta realidad lo inspira a expandir las fronteras de su orgullo. “Los otros países juegan bien a la pelota vasca y pueden adaptarse al frontón, pero les falta para estar a nuestro nivel. Cuando hemos jugado me han hecho la pelea, pero igual siempre mantuve la diferencia. Sea quien sea que represente al Perú, pero ojalá pueda ser yo, la medalla de oro se queda en casa”, añadió.
Entonces, Lima 2019 significa, para nuestro heptacampeón nacional, más que la sola oportunidad de representar al país en paleta frontón: es el trampolín que este deporte necesita para su masificación y así, algún día, pueda ser visto en unos Juegos Olímpicos. El partido es largo, parece que vamos dos sets abajo, pero en el equipo tenemos a Kevin Martínez, quien en tantos años no conoce de rivales, ni derrotas.
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