México le faltó el respeto al último campeón mundial, Alemania, y le ganó un partidazo que quedará en la historia. Le dio un cachetazo durísimo, porque incluso tuvo varias llegadas para que el golazo de Lozano que puso el 1 a 0 no fuera el único tanto del encuentro pero le faltó claridad para liquidarlo y sufrió hasta el final.
Desde el inicio el conjunto, del tan cuestionado, Juan Carlos Osorio mostró que no tenía ninguna carga pesada en las espaldas e hizo un primer tiempo perfecto para anular a los alemanes. Demostró que los problemas internos en la previa no salían a la cancha y en la primera jugada, Lozano dio esa señal.
En tanto que el equipo de Joachim Löw se mostraba totalmente partido entre la última línea y el medio. Una distancia sideral que los mexicanos aprovecharon haciendo todo con velocidad y precisión.
En el complemento, los teutones salieron a buscarlo y tuvieron varias llegadas de peligro. Algunas fueron desviadas por el buen arquero Guillermo Ochoa y otras tantas pasaron cerca del arco.
Llegaba el final y los hinchas aztecas, agrandados, se dieron el lujo de gritar “olé, olé, olé…’’. Pitazo final y fiesta verde.