Tras la segunda guerra mundial, Alemania cayó en una de las depresiones económicas más grandes de la historia. El país vivía en tristeza hasta que sucedió el Milagro de Berna en un estadio de Suiza, una historia de superación que corona un recorrido virtual de Google Maps por los 10 estadios que albergaron las finales más épicas de un Mundial de Fútbol.
A poco de iniciar el Mundial de Rusia 2018, que verá el regreso de la selección peruana a la fiesta del fútbol más grande del mundo, Google Maps lanzó el especial "Where Champions Are Made" (Donde se hacen los campeones), un recorrido que muestra los escenarios "donde los equipos han luchado por la victoria en finales dramáticas".
Estas finales dramáticas tienen varios factores: un partido impredecible donde ambas escuadras llegaron al límite de sus fuerzas teniendo que definir el encuentro, a veces, con un gol agónico. Así es la historia del llamado Milagro de Berna, que ayudó a enrumbar el también conocido milagro económico alemán.
Sucedió en la final del Mundial de Suiza 1954. La selección Alemania Federal se midió ante el favorito Hungría. Las 60 mil personas que llegaron al Wankdorfstadion de Berna soportaron una intensa lluvia esperando ver triunfar a los húngaros, que llegaron junto a Brasil y Uruguay como candidatos a campeonar y que le dio a Alemania su única derrota del torneo (venció por 8 a 3); mientras que Alemania regresaba a un mundial después de la Segunda Guerra Mundial.
Los alemanes eran visto como un equipo que se iba a quedar en el camino en primera ronda. Casi todos sus triunfos fueron una sorpresa. Así, cuando en la final Hungría se adelantó por dos goles en solo minutos todo se veía encaminado de la mano de Ferenc Puskás. Pero todo cambió en solo 10 minutos, Alemania lograba el empate ya en el minuto 18.
El arquero Toni Turek fue el héroe del equipo desde el minuto 19 en adelante. Hizo frustrar hasta la cojera a Puskás (producto de sus intentos de gol y una lesión producto de un choque contra un alemán). Faltan seis minutos para que el árbitro decrete el final, cuando Helmut Rahn "El jefe" puso el inesperado 3 a 2 de un disparo soberbio que consolidó el resultado final luego que el árbitro invalidó un gol a Puskás tres minutos después. Fue un milagro.
El impacto de la gloria futbolística por ser campeón mundial nueve años después de la Segunda Guerra Mundial fue enorme. La sociedad alemana en medio de la depresión posguerra se levantó gracias a una selección de jugadores aficionados (la Bundesliga no era profesional) de la mano del capitán Fritz Walter, considerado héroe nacional. Así empezó el también llamado milagro económico alemán que los enrumbó al 'primer mundo'.