América no solo pegó primero, sino que lo hizo con tal fuerza que prácticamente noqueó a Pumas. La calidad de la plantilla de las Águilas salió a flote, apareció en el momento que más se necesita, en situaciones concretas que acabaron en el fondo de la red. El 1-4 que le asestaron los azuclrema a los universitarios es un marcador muy duro en lo anímico, por más que falte el partido de vuelta, no se ve cómo Universidad pueda ir a ganar 4-0 al Azteca.
Muchos aficionados aún no terminaban de acomodarse cuando las emociones subieron de temperatura. Y es que si en la pasada Liguilla América se fue sin gol en 360 minutos, en esta apenas tardó uno en ponerse al frente. Los universitarios apenas estaban tomando el pulso del partido, cuando vino una jugada en pelota parada que penalizó a la defensa auriazul. Rebato Ibarra puso la pelota en el área y ahí la conectó con la cabeza Mateus Uribe, un desvío con lo justo para que Alfredo Saldívar no pudiera evitar la caída de su arco.
Fue un golpe duro para los universitarios a los que nos les dio tiempo de oler el partido cuando ya estaban por debajo en la serie. Tardaron en asimilar ese impacto y se esforzaron por meterse al partido, pero su capacidad no les daba para tener la pelota e ir a buscarle la cara a Agustín Marchesín, pero se plantaron a cuenta gotas.
América gestionó su ventaja, se administró, pasó a ser un equipo bien compacto en defensa, marcaba el ritmo del partido, porque si bien le cedió la pelota a Universidad, el cuadro de Patiño no encontraba resquicios por donde hacer daño. Mateus Uribe se agigantaba en el medio campo, el colombiano es un futbolista que en plenitud física se convierte en el barómetro de las Águilas.
Pumas quería, pero no podía, ni Barrera ni Gallardo lograban desequilibrar por las bandas, Alustiza tampoco encontraba el punto donde recibir y proyectar a sus compañeros, aun así pudieron tener una ocasión para empatar el partido, Castillo recibió en el área y tiró con la zurda, pero Marchesín salió justo para tapar el tiro del chileno.
América aguardaba paciente, no se estresaba, esa dosificación le permitía seguir mirando a la puerta de enfrente, consciente de que Pumas tendría que dejar espacios y que ahí los podría sentenciar. El cuadro del Piojo se asociaba por dentro con Ménez y por fuera con Renato. El francés le daba pausa y claridad al juego, se movía con libertad y eso le permitió armar una jugada que acabó en su gol.
Jérémy desbordó por la banda izquierda, se fue de dos jugadores de Pumas que no lo apretaron con el suficiente rigor, el galo agradeció la flacidez de la zaga universitaria y mandó un centro que golpeó en el muslo de Luis Fernando Quintana y luego en su mano, el árbitro, Luis Enrique Santander la juzgó como penal, una apreciación que los universitarios juzgaron como rigurosa, pero no cambió la decisión. Ménez cobró desde los once pasos y venció a Saldívar.
América ponía contra las cuerdas a Pumas, el conjunto azulcrema mostró sangre fría, golpeó en el momento oportuno, primero cuando iniciaba el partido y luego cuando Universidad parecía crecer en el partido. Otro golpe emocional, porque los universitarios estaban obligados a agitarse; el problema es que no tenían futbol para hacerlo, su gente encargada de desequilibrar había pasado inadvertida. En media hora las Águilas los mandaban al diván.
Pero América estaba decidido a hacer más grande la pesadilla, era el momento para sentenciar la serie, así que volvieron a soltarse un poco y lo que encontraron fue otro gol. Ménez apareció ahora por izquierda y encontró a Mateus, dio para el colombiano que golpeó franco y puso una losa sobre los universitarios.
Cuando se relajó un poco América, Pumas pudo arrimarse más al arco azulcrema, lograron un tiro de esquina en el que Guido cargó a Castillo, segundo penal de la noche, fue el mismo chileno el que tiró y descontaba la pizarra.
Los primeros 45 minutos fueron para las Águilas, que leyeron e interpretaron mejor el partido, Pumas se iba a los vestuarios a replantearse, a coger confianza y volver con un mejor rostro.
Pumas si mostró una mejor actitud, pero América se mostró serio, no cambió su plan de cuidarse y esperar por otra acción en la que pudiera aumentar su ventaja, la tuvo porque Ménez ejerció de faro, el francés filtró una pelota para Oribe, el Pollo Saldívar salió a cortar, se hizo con la pelota, pero la soltó y luego trabó a Peralta, segundo penal para las Águilas, de nuevo las protestas de los universitarios para Santander y el segundo gol de Jérémy, quien mostró sangre fría desde los once pasos.
El Piojo cuidó a su gente, le dio frescura al equipo, Cecilio y Ménez salieron para que palparan la Liguilla Ibargüen y Henry Martín. A Pumas el partido se le hizo largo, no dejó de esforzarse, pero no podía correr tanto riesgo porque podía salir con una goleada de escándalo. Falta la vuelta, aunque Universidad tire de orgullo, la serie está finiquitada. Duele, pero es la realidad.