Han pasado 42 años desde que el Bayern Múnich consiguió el último gran hito en la Copa de Europa: ganar tres finales seguidas y lograr el título en propiedad. Desde entonces, ningún club ha alcanzado esos registros que parecían inigualables.
Conseguir el máximo trofeo continental, es algo muy complicado. Lograr dos seguidos, está al alcance de muy pocos. Tres, es ya una especie de quimera. Y eso, sólo lo han conseguido algunos elegidos: el Real Madrid de Di Stéfano, que encadenó cinco títulos entre 1956 y 1960, el Ajax de Johan Cruyff (1971-1973) y el Bayern de Franz Beckenbauer (1974-1976).
Desde entonces, casi ningún equipo ha logrado encadenar dos Copas de Europa seguidas. Sólo el Liverpool (1977-1978), el Nottingham Forest (1979-1980) y el Milan (1988-1989). Los tres se añadieron al hito que lograron el Benfica de Eusebio (1961-1962) y el Inter de Mazzola y Luis Suárez (1964-1965).
Pero el Real Madrid, en 2016 y en 2017, no sólo logró dos Copas de Europa seguidas tras ganar en la final al Atlético y al Juventus. Abrió el camino hacia una tercera para igualar el último gran registro de la competición.
Los tres trofeos consecutivos empiezan a dejar de ser una locura. El equipo de Zinedine Zidane está a tres partidos de igualar al Bayern Múnich de Beckenbauer y, precisamente, el principal muro de contención para conseguir derribar esa barrera, es el propio Bayern.
El club alemán intentará cerrar las puertas de la final al conjunto blanco por dos razones: por ellos mismos, para llegar hasta Kiev e intentar sumar su sexto título, y para evitar que después de más de cuatro décadas aparezca otro equipo que robe el honor a la entidad bávara de ser la última que encadenó tres Copas de Europa.
Aquel equipo generó liderado por Beckenbauer puso fin al reinado del Ajax de Cruyff. En realidad, aquel Ajax de la campaña 1973/1974, ya con Cruyff en el Barcelona, camino de su cuarto título seguido, fue eliminado por el CSKA Sofía en los octavos de final.
El Bayern, tras dejar por el camino al Dinamo Dresde, al propio CSKA Sofía y al Újpest Dózsa húngaro, ganó al Atlético de Madrid en una final desgraciada para el club rojiblanco, la única que se decidió en un partido de desempate.
Ahí comenzó la leyenda del Bayern. Dominó sin piedad las siguientes dos ediciones y comenzó la leyenda de la fortaleza del fútbol alemán. La disciplina táctica y el físico se puso al servicio de varios talentos para crear una máquina disciplinada que inició su escalada hacia el cielo con el ascenso a la Liga germana en la temporada 1964/1965.
Entonces, ya estaban en la plantilla los tres hombres que se convertirían en su columna vertebral: Beckenbauer, el portero Sepp Maier y el delantero Gerd Müller. Había nacido "el Eje" y, el primero, se convirtió en el referente del Bayern. Hasta se creó un nuevo puesto para él, el de líbero, algo nunca visto.
Curiosa fue la aparición de Müller. El técnico croata Zlatko Cajkovski, en los inicios de aquel Bayern, no confiaba en un ariete ancho y bajito: "No puedo colocar a un pequeño elefante entre purasangres", llegó a decir. Sin embargo, una plaga de lesiones le obligó a utilizar a Müller, que comenzó a marcar goles hasta ser decisivo en aquel ascenso.
En 1967, con otro técnico, el también croata Branko Zebec, el Bayern alzó la Recopa. Y, en 1969, a base de un sistema dominado por el látigo y las restricciones (los jugadores no podían tomar cerveza, por ejemplo), llegó el primer título de Liga.
La aparición de Udo Lattek en el banquillo y la llegada de nombres como Paul Breitner o Uli Hoeness en 1970, dio al Bayern un salto de calidad que aún tardó tres temporadas en comenzar a funcionar en Europa. En la primera participación continental tras lograr la Liga de 1969, fue eliminado por el Saint Etienne en la ronda inicial.
Después, el Borussia Mönchebgladbach ganó dos campeonatos germanos y el Bayern no disputó la competición. Después, el Ajax de Cruyff, en cuartos de la edición del curso 1972/73, se encargó de eliminar al cuadro bávaro. Fue la última caída antes del triplete que inició en Heysel contra el Atlético de Madrid.
Con otro técnico, Dettmar Cramer, llegó el segundo título en el que realmente mandaba Beckenbauer, amo y señor de la dirección del equipo. En la final, derrotaron al Leeds United 2-0, pero una lesión en la rodilla de Hoeness que le retiró con 27 años, fue el principio del fin del mítico Bayern, que aún tuvo tiempo de ganar la tercera tras superar al Saint Etienne en la final de 1976.
Beckenbauer aún aguantaría una temporada más en su club de toda la vida. El Dinamo Kiev, en cuartos de final, tuvo el honor de eliminar al Bayern después de tres títulos. El Cosmos acogería al "Kaiser" el curso siguiente y Maier y Müller seguirían un par de temporadas más en el Bayern. Pero ya no fue lo mismo.
Ahora, 42 años después de aquella final que ganó el cuadro germano al Saint Etienne, el Real Madrid tiene la oportunidad única de emular a un club histórico que tardó casi diez años en moldear su estructura y su forma de juego hasta conquistar el continente. La época de Beckenbauer podría ceder el testigo al Real Madrid de Zidane. El Bayern, intentará impedirlo.
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EFE