En entrevista con La Afición, la clavadista, Adriana Jiménez, con motivo del Día Internacional de la Mujer, afirmó que nunca sufrió discriminación en su carrera, puesto que desde niña practicó karate junto a su hermano, además de crecer y ser educada con mucha fortaleza, en donde aprendió que cualquier reto se podía superar sin tener obstáculos de ningún tipo.
“Nunca he sufrido de ése tema (discriminación). Desde niña practiqué karate con mi hermano; crecí con mucha fortaleza, con mucha disciplina, en donde me enseñaron a que siempre cualquier reto se podía superar, sin tener obstáculos de ningún tipo”, dijo.
Por otro lado, Jiménez afirmó que, a pesar de que le encantaría seguir en los clavados después de los 35 años, como Ginger Huber y de la canadiense Lysanne Richard, ella no se ve llegando a este punto, aludiendo a que le gustaría llevar a cabo proyectos personales, tales como ser mamá y disfrutar de su familia, poniéndose como límite tres años más en los clavados de altura.
“Me encantaría llegar a ese punto, sin embargo no me veo con una carrera tan longeva en los clavados de altura; me gustaría llevar a cabo otros proyectos, como ser mamá, disfrutar a la familia, entonces yo calculo que estaré tres años más”, afirmó.
Asimismo, Adriana Jiménez compartió el apoyo de su familia para poder regresar en el 2014, puesto que su retiro se había dado de forma prematura, incitándola a regresar en base a los logros de Rommel Pacheco y de Paola Espinosa, quienes fueron sus compañeros de generación.
“Yo regresé en el 2014 para competir y representar a mi país en la Serie Mundial; mi familia es la más feliz de que yo haya regresado, ellos no quería que me retirara y año con año ellos me repetían: ‘Mira los resultados de tus compañeros; las medallas de Rommel (Pacheco), de Paola (Espinosa)’”, compartió.
También Jiménez habló sobre el sentimiento de ganar una medalla, la cual califica como una sensación única, convirtiéndose, con este logro, en la primera mujer mexicana en ganar una presea en un Campeonato Mundial de la FINA de clavados de altura.
“Fue una sensación única. Yo no tenía pensado que eso iba a pasar; soñaba con una medalla y con el podio, pero cuando estás ahí parado todo puede pasar. Al estar en ese podio, a nivel mundial, al ver tu bandera y sentir tu medalla es cuando dices: ‘Sí se puede’”, dijo para La Afición.