"Kingsley Coman: el nuevo Franck Ribery". Tras la victoria lograda por el Bayern Múnich el pasado martes frente al Besiktas (5-0 en la ida de los octavos de final de la Liga de Campeones), el medio alemán DW no dudó en designar al extremo francés Kingsley Coman (21 años) como heredero de su compatriota Franck Ribery (35). Ha sido una situación que ha tardado mucho en confirmarse, entre idas y venidas, lesiones y periodos de letargo. Sin embargo, en los últimos meses, el joven atacante parece haber alcanzado por fin su mejor momento.
La llegada de Jupp Heynckes al banquillo bávaro para ocupar el hueco de Carlo Ancelotti ha supuesto una subida en sus minutos de juego. Y el internacional galo (15 partidos, 1 gol) está sabiendo aprovechar las oportunidades mostrando varias actuaciones de nivel. Clara muestra es lo que pasó el martes sobre el césped del Allianz Arena, donde se convirtió en foco constante de peligro para la defensa turca.
Certero de cara a puerta y bien en lo colectivo
Junto a un insaciable Robert Lewandowski que sumó dos goles y una asistencia frente a los de Estambul, el exfutbolista de la Juventus fue un arma tremendamente valiosa para el Bayern merced a su velocidad y capacidad asociativa (94% de pases acertados). En lo que llevamos de 2018 ya casi ha marcado los mismos tantos que la primera mitad de temporada (3 tantos frente a los 4 de la primera mitad). Y Heynckes no ha dudado en sentar a algunas de sus estrellas en el banquillo (casos de Arjen Robben y Franck Ribery) para que el francés tenga más minutos.
Con un contrato que le une con el Bayern Múnich hasta junio de 2023, el jugador nacido hace 21 años en París se quita lentamente la etiqueta de joven promesa para convertirse en una apuesta segura en Múnich. Se trata de una buena noticia tanto para el conjunto bávaro como para la propia selección francesa de Didier Deschamps, que podría convertirle en un arma más que interesante con vistas al próximo Mundial de Rusia.