Por: Gabriel Casimiro
“Juego al fútbol con mi hijo y le entreno para que sea mejor que su padre”. En 2015, Mehdi Benatia lanzaba esta declaración en un curioso test de la UEFA, tras ser presentado como nuevo jugador del Bayern Munich. Amante del rap francés, admirador de las películas de Robert de Niro y fan del italiano Paolo Maldini. “Era un jugador fenomenal”, decía en ese momento este zaguero central, quien confesó que Zlatan Ibrahimovic fue el jugador más difícil de marcar: “Es completo y te genera muchos dolores de cabeza”.
En cuestión de minutos, Benatia contó varios pasajes ocultos de su carrera. Sin embargo, lo que pocos saben es que tuvo que elegir entre tres países para convertirse en seleccionado nacional: Marruecos , lugar de nacimiento de su padre; Argelia, por parte de su madre; y Francia, pues nació en París. “Elegí Marruecos porque me dejé guiar por el corazón”, es la explicación del actual defensa de la Juventus. Aunque su vida, desde pequeño, no fue nada sencilla. Benatia es el típico jugador que tuvo que abandonar sus raíces para forjarse un mejor futuro. Incluso, lejos de su familia y tras varias puertas que se le fueron cerrando.
Su historia es la de un inmigrante más, surgido en un suburbio de una gran ciudad, que si no fuera por el fútbol, se hubiera dedicado a los números o las letras. “Lo mío era estudiar, por más que no tenía los recursos económicos”, declaró en una entrevista a L’Equipe en 2011. Tras pasar por varios clubes de barrio, se probó en Marsella y se quedó un par de años, pero no tuvo continuidad. Tras pasar por Clermont y Lorient, clubes menores del país galo, los scouts del Udinese de Italia se fijaron en él y desde ahí fue en ascenso. Indiscutible en Roma, valioso en Bayern y consolidado en la Juventus. Ahí radica su camino al éxito.
Tras 20 años de ausencia (Francia 1998), Marruecos volverá a acudir a una cita mundialista y será un sueño cumplido para Mehdi Benatia. “Siento orgullo por conducir un grupo de jugadores que irá a representar a toda una nación”, dijo en una reciente entrevista al portal de la FIFA. No lleva el brazalete de capitán, pero es el jugador con más experiencia de ‘Los Leones del Atlas’. Puso el corazón antes que la razón y ahora cantará el himno nacional del país que más quiere en Rusia. A prestarle atención.