EL PULSO
CIUDAD DE MÉXICO -- Bastaron 24 minutos, poco fondo físico, un gesto de egoísmo al no cederle el balón a Oribe Peralta, y una falla de gol, para que la afición del América se ilusionara con su refuerzo 'bomba' Jérémy Ménez.
Luego de que Miguel Herrera le explicara, con pizarra en mano, la función que tendría en la cancha, y el francés asintiera más llevado por las ansias que por la comprensión, una gran ovación y el coro de su nombre acompañaron su debut en México.
Tuvo poco tiempo y solo mostró algunos destellos, por ende no existen elementos para plasmar un análisis sobre su actuación, ni mucho menos para comprometer una opinión acerca de lo que podrá aportarle a las Águilas.
Lo cierto es que desde la llegada de Ménez al aeropuerto de la Ciudad de México existió una expectativa poco común en los últimos años con los fichajes del América.
¿Por qué? La respuesta no parece compleja: el atacante jugó en el Milan, Roma, Mónaco, PSG, fue seleccionado de su país... Y es francés.
Huele a figura, aunque a nivel internacional se quedó en promesa; se le asocia y compara con Gignac, pero sobre todo, el americanismo alberga la esperanza de que brinde las mismas alegrías que el '10' de los Tigres.
El América inició el torneo con la misma tendencia que cerró el pasado: sin un buen funcionamiento colectivo, lejos de asimilar la idea del entrenador y con marcados altibajos.
Es por ello que futbolistas como Ménez, Andrés Ibargüen y hasta la esperanza de que Cecilio Domínguez por fin justifique su permanencia en el club, están llamados a darle un salto de calidad a las Águilas.
Tras cuarto jornadas la cosecha de puntos es positiva para los de Coapa, no así su accionar. Por ahora, el pueblo amarillo está encantado con la expectativa alrededor de los refuerzos del equipo que apenas han gozado de minutos.
Bien dice el escritor mexicano Juan Villoro que "las ilusiones duran hasta que se enfrentan con la realidad", y a Ménez y el América les llegará el momento de enfrentarse con ella...
CUADRO DE HONOR
Tigres Todopoderoso
Suele decirse y con razón que los Tigres inician los torneos con cierta relajación, sin meter el acelerador a fondo, hasta consintiendo a sus rivales. Lo que también es una realidad es que cuando este equipo se conecta y aparece su juego colectivo e individualidades, es prácticamente imposible contenerlo. Frente a Pachuca dio una muestra de poderío; ganaba con autoridad y pese a verse alcanzado en el marcador, apareció nada menos que André-Pierre Gignac con un gesto técnico impresionante para definir el partido. Cierto que el gol de Edu Vargas debió anularse por flagrante fuera de juego, pero de eso no tienen culpa los dirigidos por Tuca Ferretti, que en la Fecha 4 le recordaron a todos quién es el campeón y por qué.
REPROBADO
Atlas Sufrimiento
Rubén Omar Romano apenas tuvo un día de trabajo antes de viajar a la Ciudad de México para enfrentar al América, por ende no se le puede achacar mucho en la derrota, pues el equipo sencillamente confirmó la tendencia a la baja con la que arrancó el campeonato. El técnico argentino intentó darle orden y mayor solidez en defensa a los rojinegros, pero la realidad es que el plantel es muy limitado y tiene poca pegada al frente, así como ausencia de desequilibrio. Lo que haga Rubén de aquí en adelante será sumar, pues el conjunto tapatío está extraviado, confundido con los constantes cambios y mensajes que recibe. No tiene de otra: retomar su fuerza en casa para arañar puntos, o de lo contrario se puede meter en mayores problemas.