Arrancó como para festejar muy fuerte; olió baile, creyó que sería una noche de disfrute absoluto de principio a fin. Pero al poco tiempo comenzó a sufrir. Pasó de dominar a desinflarse en el mismo trayecto, se le escapó una victoria agónica pero, al cabo, mantuvo el aplomo a la hora de la definición y se llevó todas las sonrisas. Independiente venció a Racing por penales en el primer clásico de 2018 y extendió la alegría con la que cerró el 2017.
El fútbol argentino podrá no ser el mejor del mundo, pero nunca será el menos emocionante. Y esa sensación se agranda cuando se juega un clásico. No importa si es en Avellaneda o en Mar del Plata, en este planeta o en otro. Independiente y Racing dieron espectáculo y eso debe celebrarse, más allá del vencedor y las cargadas de turno. Dos técnicos audaces son capaces de poner en cancha dos equipos ambiciosos y ayer lo demostraron.
Independiente tiene más trabajo que Racing y ahí estuvo la diferencia. En el Rojo, los movimientos salen naturalmente. El entrenador, Ariel Holan, mira el juego con las manos en los bolsillos y casi no grita. Sabe que -redundancia al margen- los jugadores saben. Saben, por ejemplo, que deben atacar por el lado de Alexis Soto; entonces por ahí se gesta el penal del primer gol de Leandro Fernández, el verdugo contemporáneo de la Academia. Entiende, Maximiliano Meza, que debe ir al espacio que deja libre Renzo Saravia y en ese lugar se inicia el segundo gol: desborde, centro y gol. Holan puso en cancha un esquema atípico: 5-1-3-1. Torito Rodríguez se bancó el medio solo; Domingo fue líbero. Independiente invitó a Racing a que lo presionara y utilizó la línea de tres delanteros-volantes para atacar con furia y en bloque. Cada avance del Rojo llevó peligro de gol.
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De Racing se vieron cosas buenas y movimientos no aprendidos que demandarán tiempo, ni más ni menos. Eduardo Coudet gritó como pocas veces -lo que ya es todo un decir- en su historia de entrenador. La idea se está gestando. Al Pulpo González le costó encontrar su lugar en la cancha: no sabía si ir contra Domingo o contra Rodríguez. Y en ese pensar se le acabó el primer tiempo. Si el ex Lanús no anda, Racing sufre. Buena primera presentación de Nery Domínguez y el otro Neri -Cardozo- demostró que tiene claridad. Cuando parecía que se venía la noche, Lautaro Martínez cantó presente. Paradojas: Martínez le hizo a Holan un gol con el estilo del hóckey. ¿Cómo? Desvió un centro de Licha López similar a una jugada de córner corto.
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El segundo tiempo arrancó igual de intenso que el primero. Pero Racing se plantó mejor e Independiente mostró signos de cansancio bien temprano. Lo tuvo dos veces Lautaro Martínez: en una pifió el desvío luego de otro pase de Licha y en la otra Campaña se quedó con el mano a mano. El seguro arquero uruguayo también evitó el empate de Neri Cardozo, tras un remate lejano.
Se quedó sin piernas en el medio el Rojo y los cambios que ensayó Holan no oxigenaron. El juego se volvió de un solo protagonista: la Academia. Coudet incluyó juventud, pero le faltó lucidez. Fue sin ideas el conjunto del Chacho, aunque fue. Lisandro peleó la última como si fuese la última (grave error de Figal) y Lautaro marcó el empate desde el suelo, desde donde sólo los cracks pueden hacerlo. Así Racing manoteó una vida más, pero no le alcanzó y fue todo rojo.
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