En dos días Bakú habrá asistido a tres compromisos oficiales europeos. Es un pequeño reflejo de la dimensión actual de la capital de Azerbaiyán, una gran desconocida ciudad emergente que conjuga pasado y presente, impulsada por el petróleo y el gas. Ayer jugó la previa de Champions el Qrabag, ante el Celtic; y hoy lo harán, dentro de la Europa League, el Qabala ante el Apollon, más el Inter Bakú ante el Athletic. Los tres en escenarios distintos.
Eso da idea de la magnitud que va cobrando esta urbe recostada sobre el mar Caspio. Celtic, Apollon y Athletic comparten hotel, en una de las Flame Towers, los tres rascacielos que se enseñorean de Bakú. Así que aficionados de esos tres equipos se han mezclado por el establecimiento estos días. Un grupo de hinchas de una peña rojiblanca de Georgia, que en breve será oficial, se acercó a saludar a los leones y a Urrutia.
Tierra de fuego. Las tres torres simulan estar en llamas por la noche. Es Azerbaiyán la tierra del fuego, que espera consumir a los leones. El Athletic se ejercitó ayer a las 19:00 horas (las 16:00 en España) en el Shafa Stadium, escenario de la vuelta de la previa con 30 grados a la sombra, aunque la humedad eleva la sensación térmica hasta los 40. Hoy a la hora del partido se espera que se suavice un poco la temperatura, sobre los 29. Hay otro factor que preocupa: el césped de hierba artificial.
El Athletic no se fía del 2-0 y quiere marcar, para cortar las esperanzas azeríes. Frente a la cicatera propuesta de la ida, Svanadze, entrenador del Inter de Bakú, está obligado a proponer algo más valiente. “Hay pocas opciones, pero veo esperanzas”, confesó ayer.