Pasada la resaca clasificatoria y la sorpresa del sorteo, una mirada a cada grupo.
Grupo A. No deja de asombrar lo fácil que suelen ser las fases iniciales para los anfitriones de los torneos organizados por la FIFA. Rusia se enfrentará a Arabia Saudí, Egipto y Uruguay. Los charrúas son claros favoritos; de los árabes no inventaremos, pues nadie en esta parte del mundo sigue con seriedad a ese conjunto condenado al exotismo. Más interesa Egipto, que vuelve a un Mundial desde Italia 90 con una plantilla que cuenta con figuras notables como Salah (Liverpool), Elneny (Arsenal) o Elmohamady (Hull). No se les debe descartar de cara a un batacazo.
Grupo B. Claro favoritismo ibérico en un fixture que tiene por todo morbo el enfrentamiento de Cristiano Ronaldo contra sus amigos (Real Madrid) y rivales (Barcelona) usuales. Ni Marruecos ni Irán tienen individualidades ni potencia colectiva como para molestar a España o Portugal, salvo catástrofe.
Grupo C. Luego de Francia, uno de los favoritos de esta copa, todo se ve muy parejo en el grupo con el promedio más parejo en el ránking FIFA. Todos los partidos tienen interés, algo que no ocurre en los demás cruces, sobre todo porque entre Australia, Perú y Dinamarca habrá fricción física, paridad táctica e incomodidad. El orden de los versus puede ser muy influyente de cara a la diferencia de goles.
Grupo D. No hay sufrimiento para los argentinos, aunque tampoco holgura. Islandia es un conjunto compacto y batallador con el preciosismo exclusivo del gran Sigurdsson (Everton). Croacia es el caso contrario: están plagados de cracks (Lovren, Modric, Rakitic, Mandzukic), pero su rendimiento no está a la altura (derrotas ante Estonia, Islandia y Turquía solo este año). Nigeria es un punto aparte para la albiceleste: su enfrentamiento contra los sudamericanos es un clásico de los mundiales que acaban de perder en modo amistoso. Los africanos cuentan con una ofensiva muy interesante (Iheanacho, Iwobi, Ighalo) y una defensa muy precaria (no tienen arquero).
Grupo E. Un regalo para Brasil, la mejor forma de conciliarlos con su traumática despedida cuando fueron locales. Interesa lo que puedan mostrar los ticos luego de un desempeño superlativo cuatro años atrás, cuando alcanzaron cuartos de final. Tienen una buena columna vertebral con Navas, Oviedo, Gamboa, Borges, Tejeda, Ruiz y Campbell, pero no queda claro que les alcance para superar a Suiza, que tiene en Lichtsteiner (Juventus), Behrami (Udinese) y Xhakiri (Stoke) a sus créditos. De Serbia no se espera mucho; llegaron a Rusia en virtud de uno de esos grupos accesibles que se permite la UEFA cada tanto (Irlanda, Gales, Georgia, Austria, Moldavia).
Grupo F. Una pesadilla para todos excepto Alemania, el cuco del torneo. México debuta ante los germanos y la pasarán mal; Suecia, por su parte, eliminó a Italia y parece encontrar en la resiliencia su principal virtud; mientras que Corea del Sur deberá demostrar cuánto ha evolucionado el fútbol asiático, una deuda siempre pendiente. Los teutones van cómodos con el reto exclusivo de superarse a sí mismos, pero no habrá partido malo.
Grupo G. Bélgica e Inglaterra, en ese orden, parten como favoritos ante rivales menores como Panamá y Túnez. Este grupo se asemeja mucho al B, en el que la jerarquía dependerá de un único match. Será interesante evaluar cuánto Roberto Martínez, un excelente entrenador, ha podido amalgamar a una generación brillante que cuenta con opciones de recambio en todas sus líneas (¿Courtois o Mignolet? ¿Chadli o Fellaini? ¿De Bruyne o Dembelé? ¿Mertens, Origi o Batsyuashi acompañando a Lukaku?). Inglaterra, a su vez, deberá probar que su juventud es tan brillante como lo demuestra cada fin de semana en clubes: Delle Ali, Sterling, Rashford y Lingard. Se producirán cruces divertidos.
Grupo H. Estas selecciones se equilibran en la clase media, pero Polonia y Colombia deberán demostrar su pólvora ante Senegal y Japón. Ambos tienen argumentos (Lewandowski y Falcao, respectivamente), pero también cierta tendencia a la irregularidad, como lo han demostrado los amistosos previos. Uno de los grupos menos vistosos, pero más impredecibles.