Fue un abrazo que resumió la campaña de Ricardo Gareca. Fue un abrazo del alma, de esos que no se volvieron a ver, después de la escena que protagonizó el ‘Pato’ Fillol y Tarantini en la final de Argentina 78. Pero, esta vez, se trató de nuestra Copa del Mundo. No la ganamos, pero volvimos a ella, después de 36 años.
Ricardo Gareca y Christian Cueva protagonizaron un abrazo interminable, después del pitazo final del encuentro entre Perú y Nueva Zelanda. Ambos, con lágrimas en los ojos, fueron aplaudidos y rodeados por los hinchas y la prensa.
No era para menos. Perú rompió el maleficio de los 36 años sin ir a un Mundial. Y claro, Gareca, de paso, le demostró al mundo que el talento tiene que ir de la mano de la disciplina y la perseverancia.
Gareca recuperó a un Cueva confundido, lo hizo y él se hizo un futbolista de calidad extranjera y ambos lograron lo que solo era un sueño, de los tantos que tenían: ir al Mundial. Y ahí está.
De la mano de Ricardo Gareca y de los pies de Cueva, y de todo el Perú. ¡Volvimos!
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