Ni Clayton Kershaw ni Dallas Keuchel, ni el jonrón de José Altuve, ni siquiera el de Brian McCann en la octava, tampoco fue el jonrón de Yasiel Puig en la novena, la diferencia en una noche donde todo estuvo en los explosivos bats de ambos equipos, que se cansaron de castigar a los brazos salidos del bullpen, fue el hit de Alex Bregman después de un golpe y una base por bolas con dos outs. Y en una noche de increíble locura con siete jonrones en total, Houston fue el que tuvo más dinamita y un poco más de estamina en sus relevistas, y así es como ponen la Serie Mundial a su favor al ganarle 13-12 a los Dodgers, en un choque que duró 10 entradas y 5:20 horas.
Después de que ambos abridores fueron sacados a palos (10 carreras y nueve hits y cinco bases por bolas combinadas) antes de cinco entradas, la locura no acabó, al contrario, se hizo mucho más grande. Y fue con ataques al pitcheo de relevo con lo que se definió todo. Fueron 10 anotaciones a los abridores y 15 al relevo. Y el último brazo que no aguantó fue el de Kenley Jansen, a quien en la tanda 10 perdió el poder, golpeó a Brian McCann, le regaló pasaporte a Marwin González y vio cómo Bregman le dio el hit que definió todo.
Y en toda esta locura llamada Serie Mundial, el quinto capítulo de la historia 2017 tuvo en el golpe a McCann y la base a González los puntos clave, ya que eso le abrió la puerta al turno de Bregman.
Ahora los Astros van a Los Angeles con la ventaja de 3-2 con dos oportunidades para coronarse, y en la primera de ellas van con Justin Verlander en el centro del diamante.
Por si a esta Serie Mundial le hacía falta algo, en este juego se volaron la barda siete veces para llegar a 22 palos de vuelta entera en toda la confrontación, superando la marca que se estableció en 2002. Y todavía queda un juego por disputar.
Del loco quinto inning al décimo
Inesperadamente en ese quinto rollo el juego estaba empatado a siete carreras, después de que se siguió una curiosa fórmula: dos bases por bola y un jonrón.
Corey Seager y Justin Turner negociaron pasaporte y después llegó Cody Bellinger para volarse la barda. 7-4 para los Dodgers. Pero esperen, ya con dos outs, George Springer y Alex Bregman también fueron caminados y llegó José Altuve para mandar a descansar a Doña Blanca en uno de los balcones del jardín izquierdo-central.
Después de un ligero respiro en el inning seis, llegó la fatídica séptima tanda. Dodgers anotó cuando George Springer se lanzó por el batazo de Cody Bellinger sin atraparlo, y la esférica se fue hasta el fondo del parque. Dodgers 8-7 arriba.
El béisbol le dio la revancha a Springer inmediatamente cuando pasó a batear, y George despedazó a Doña Blanca para empatar el duelo. Acto seguido, Alex Bregman dio sencillo, José Altuve lo mandó al plato con doble y llegaría Carlos Correa para transformar al Minute Maid en un manicomio gracias a su home run. Señoras y señores, Astros ganaba 11-8.
McCann puso las cosas en un cómodo 12-8 pero Yasiel Puig con un jonrón en la novena puso el 12-11 y Chris Taylor empató con sencillo. Y así llegaron a extrainnings. Donde por fin todo acabó.
Por algo los juegos son de nueve entradas (o de más), porque es a lo largo de ese tiempo donde se va a desarrollar todo el guión. Puedes pensar que cuando tienes a Clayton Kershaw en el centro del diamante con una ventaja de tres carreras en el primer rollo, no hay mucho por escribir, pero aún con bats que estuvieron callados un día antes (pensemos en los Astros), nada está escrito.
Y la locura de juego que se tuvo en la despedida de la Serie Mundial de Houston, mostró que es mejor sentarse, abrocharse el cinturón y disfrutar, porque con Astros y Dodgers no se sabe qué va a pasar. Y eso es lo que podemos pensar del Juego 6, que se realizará en Los Angeles el martes con Justin Verlander y Rich Hill en el centro del diamante.