El campeón mundial de los completos Deontay Wilder se convirtió en el daño colateral del programa boxeo limpio por tercera ocasión.
A pesar de haber llegado al acuerdo de hacer a un lado a su retador mandatorio, el haitiano Bermane Stiverne, para poder cerrar la pelea con el cubano Luis Ortiz; el fallo del examen antidoping del peleador isleño provocó un cambio de última hora para la pelea que tiene programada para el 4 de noviembre en el Barclays Center en Brooklyn.
“La pelea ante Luis Ortiz tuvo que ser cancelada y ahora el retador mandatorio, Bermane Stiverne, será su siguiente rival”, declaró Mauricio Sulaimán, quien aseguró seguirán el proceso con el peleador cubano por haber dado positivo por diuréticos hidroclorotiazida y clorotiazida.
Debido a la cercanía del la contienda con Wilder, el Consejo Mundial de Boxeo urgió por la resolución de la junta de gobierno para no afectar aún más a Deontay Wilder debido que ya en el pasado potenciales rivales como Alexandr Povetkin y Andrzej Wawrzyk dieron positivo en el pasado.
Wilder propuso al organismo que lo avala, para evitar extender su inactividad, pelear con Luis Ortiz a pesar del doping, decisión que fue rechazada por el CMB de manera categórica.
Stiverne, que como retador mandatorio había hecho el acuerdo para permitir la otra pelea y que estaba contemplado para pelear en la misma fecha, cambiará de rival de último momento para salvar la función.
De esta manera, Bronze Bomber enfrentaría por segunda ocasión a Bermane Stiverne a quien superó en enero del 2015 en un duelo donde el haitiano llegó como campeón mundial y fue destronado.