Justin Gatlin, el hombre que impidió este sábado en Londres 2017 la despedida soñada de Usain Bolt como rey de la distancia reina de la velocidad, los 100 metros, demostró a sus 35 años, con su triunfo, que la edad no cuenta, aunque su relación del pasado con el dopaje, palidece un poco su logro.
Entre los trece tatuajes que ilustran su cuerpo, destaca un tigre rugiendo. "Soy un animal cuando estoy en la pista", afirma. Entre los dibujos está también la palabra 'God-speed' (Dios-velocidad) y un trébol de cuatro hojas, mostrando su lado supersticioso.
En 2001 fue sancionado dos años tras dar positivo por anfetaminas durante el campeonato juvenil de Estados Unidos. Para rebajar el castigo, adujo que se debía a un medicamento que había tomado desde niño para controlar su hiperactividad. La IAAF le redujo la suspensión a un año.
En agosto de 2006, Gatlin recibió una segunda sanción de ocho años por dopaje tras dar positivo a la testosterona.
Debido a su reincidencia, corría el riesgo de ser castigado de por vida, pero debido a su cooperación y colaboración, unido a las excusas dadas la primera vez por su hiperactividad, la Agencia Estadounidense contra el Dopaje (USADA) le dejó la pena en ocho años.
Al final, el Tribunal de Arbitraje de Estados Unidos rebajó aún más la condena a cuatro años.
Antes de esa sanción, fue campeón olímpico de 100 metros en Atenas 2004 y oro en el Mundial de Helsinki 2005 en las dos pruebas individuales de velocidad, 100 y 200 metros.
- Sanción de cuatro años -
Pero una vez cumplida la pena, regresó al atletismo. En este tiempo ha estado a menudo delante de Usain Bolt en cuanto a marcas durante las pasadas temporadas, pero cuando llegaban las grandes citas, sucumbía ante el jamaiquino, siendo plata en 100 metros en los Mundiales de Moscú 2013 y Pekín 2015 y en los Juegos de Londres 2012 y Rio 2016.
Pero su pasado en relación con el dopaje, le persigue y las críticas no cesan en su contra, incluso entre miembros de la delegación estadounidense durante los Juegos de Rio 2016.
"No respondo a las críticas. Estoy bien conmigo mismo. Todo lo que me ha pasado en la vida, ha forjado mi carácter, ha formado la persona que soy ahora. Soy un buen hombre, un hombre cristiano y honrado", afirmó en una entrevista el atleta neoyorquino nacido en Brooklyn.
"Simplemente soy feliz representando a mi país cuando compito, representar a la gente que me respeta y ama. Eso quiere decir mucho para mí y me emociona", añadió.
Justin Gatlin se refugia en su familia. Su padre, Willie, es profesor de secundaria, y su madre, Jeanette, regenta un comercio. Tiene dos hermanas, Terru y Nikki, y un hermano, Bobby, que también practicó el atletismo.
En ellos y su hijo Jace, de siete años, que nació cuando terminó de cumplir su última pena, son su apoyo antes las continuas críticas que recibe por su pasado ligado al dopaje.
En ellos se refugiará de nuevo ante quienes duden de la limpieza y de la justicia de su título mundial de 100 metros, logrado este sábado en Londres.
EFE