El maestro BKS Iyengar decía que el cuerpo es el vehículo del espíritu, es por eso que la gente que quiere seguir un camino espiritual tiene que volver al nivel del cuerpo para estar sano primero: "Una vez que el alumno ha sanado, le preguntamos: Qué más quieres? Quizá ya esté satisfecho, pero si desea algo más, con la práctica del yoga también puede alcanzar la felicidad espiritual. Eso depende de cada uno. El yoga es muy democrático, está hecho a la medida de la persona que lo ejercita".
Bellur Krishnamachar Sundararaja Iyengar nació el 14 de diciembre de 1918, en medio de la pobreza en el pequeño pueblo de Karnataka, en el sur de la India. Fue durante una epidemia de infl uenza cuando su madre lo dio a luz dejándolo enfermo y débil.
Cuando él tenía 9 años, su padre murió, por lo que tuvo que mudarse a vivir con su hermano en Bangalore. Su niñez transcurrió lidiando con varias enfermedades graves, incluyendo malaria, tuberculosis y fiebre tifoidea, junto con desnutrición. Fue a los 15 años, viviendo con su hermana mayor en Mysore, cuando Iyengar comenzó a practicar yoga con su cuñado, el respetado yogui Sri T. Krishnamacharya. Como el propio Iyengar reconoció en 2005: "el yoga me salvó la vida. Comencé a practicarlo para mejorar mi salud, y después se convirtió en mi misión".
Tres años más tarde, su gurú le encomendaba la tarea de ir a Pune para ir a enseñar yoga y allí desarrolló la que hoy es quizás una de las escuelas más seguidas de yoga alrededor del mundo.
En 1991, recibió el Padma Sri Award, la mayor distinción civil otorgada por el presidente de la India, en reconocimiento a su labor, y en 2004 la revista Time lo incluyó entre las 100 personas más influyentes del mundo.
Maestro de personajes como el escritor Aldous Huxley, el violinista Yehudi Menuhin o el filósofo J. Krishnamurti, Iyengar es autor de algunos de los principales libros de práctica y filosofía de yoga, como Luz sobre el yoga, Luz sobre el Pranayama y Luz sobre los Yoga Sutras de Patañjali.
De hecho, fue el encuentro con el violinista Menuhin en 1950 lo que llevaría a convertirse embajador del yoga en Occidente. El músico viajó a la India buscando cura para una lesión que padecía en el brazo izquierdo y que le dificultaba tocar el violín y la encontró bajo la guía y estilo de Iyengar. Entonces, Menuhin lo invitó a Suiza dos años después para presentarle a europeos "prominentes" que, enseguida, se convirtieron en sus alumnos.
Tal es la influencia del llamado León de Pune en el yoga que ha sido comparado por algunos estudiosos con Einstein y Shakespeare. "Se puede decir que Iyengar es al yoga lo que Einstein a la física o Shakespeare al teatro. Yoga como indagación filosófica y existencial, yoga como ciencia y yoga como arte".
En palabras del propio Iyengar, quien murió en 2014 a los 95 años y quien a los 86 aún enseñaba y mantenía su práctica de cinco horas diarias, "el yoga es una guía educativa que conduce a un nivel superior. Es la unión del cuerpo y la mente. Cuando se realiza correctamente una asana, desaparecen las dualidades cuerpo-mente y mente-espíritu. El cuerpo se convierte en vehículo espiritual. Las asanas y el pranayama o técnicas de respiración, ayudan a descorrer el velo para que el intelecto consiga ver con total claridad. Son los medios que favorecen el progreso de cada individuo hacia la evolución".