Queda apenas una semana para que la natación viaje rumbo a Kazán y Mireia Belmonte aún no puede asegurar al cien por cien que ocupará uno de esos asientos. La doble medallista olímpica, aquejada de una lesión y de unas molestias en ambos hombros, reconoce que “aún tengo bastante dolor. Es inconstante. Voy compaginando buenos momentos con otros más malos”. Asimismo dejó claro que ella quiere acudir al Mundial, la gran cita del año. “No es una obsesión, sino que he trabajado mucho este año, con muchas horas de entrenamiento y muy duras y quiero tener una recompensa. Esta lesión ha sido inesperada, pero quiero hacerlo bien. No sé si acudiré o no al Mundial, hay que seguir también las recomendaciones médicas. Me van evaluando a diario”.
Mireia, que cada día hace físico y un trabajo específico con los fisioterapeutas del CAR de Sant Cugat, confiesa que ha pasado malos momentos pero que se toma este contratiempo como “una lección”. “Pasé momentos difíciles, pero, aunque suene raro, este tipo de experiencias te deben servir para aprender y para preparar el próximo curso con todavía más ganas”.
La nadadora de la UCAM, que ha participado en un acto promocional de San Miguel junto a los hermanos Gasol, Pau y Marc, no quiere ponerse metas en el Mundial. “Primero, si finalmente voy, a ver cómo estamos allí y que pruebas puedo nadar. Es lógico que a lo mejor descartemos las más largas, pero aún no lo sabemos”. Su entrenador, Fred Vergnoux, ya ha manifestado públicamente que no nadará las aguas abiertas ni los 800 ni los 1.500 libre, por lo que su calendario se reducirá solamente a cuatro pruebas: 200 mariposa, 400 libre, 200 y 400 estilos.
Por último, Mireia detalló su actual plan de entrenamiento, en la que el gimnasio, el nado más bien suave y la rehabilitación son los trabajos principales. La próxima semana Mireia y su entorno deberán decidir si ir a Kazán.
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