Los medios británicos afirman que Chris Froome, decidido a demostrar que compite limpio, se realizará al acabar el Tour unos análisis fisiológicos independientes, cuyos resultados publicará “para evitar más sospechas” sobre su rendimiento. Al corredor del Sky no le importa contestar preguntas sobre dopaje, pero le cansa. “¿Y qué más puedo hacer?”, asumió con hastío durante la conferencia de su triunfo en San Martín. “Paso todos los controles que me corresponden, lo encuentro la única manera de buscar credibilidad. Solicité análisis en Tenerife, me gusta que se hagan de noche, tengo poco más que decir”.
Respecto a la filtración, o hackeo, como denuncia Sky, de los datos de su potenciómetro, en la estructura confían en la actuación de sus abogados. Mientras, Antoine Vayer ha expuesto otro vídeo con los datos de Froome en la subida a San Lorenzo, en la Vuelta de 2014. El mánager de Sky, David Brailsford, denuncia que esos parámetros son privados y han sido robados. Frederic Grappe, técnico del FDJ y especialista de L’Équipe, se expresa en la misma línea que Brailsford: “Los valores de la potencia de los ciclistas les pertenecen a ellos y a sus equipos. ¿Qué ganaría la gente con su publicación si no se interpretan correctamente?”. Tras ver los datos de Froome (ahora cuestionados) en el Mont Ventoux de 2013, Grappe confirmó que eran coherentes.