Llegó a un América sumido en crisis, en constantes cuestionamientos, luego del cese de Ignacio Ambriz. Su personalidad y aspavientos con la prensa, de inmediato acapararon los reflectores, y es que siempre ha sido un tipo que va de frente, que no rehúye de dar declaraciones que podrían entenderse como demasiado frontales. Ese es y ha sido siempre Ricardo La Volpe. El veterano argentino se hizo cargo de un plantel a la baja y contrario a su faceta externa, dentro del vestidor, trabajó en silencio, apoyándose siempre en los líderes del plantel.
Las Águilas comenzaron a recomponer el paso, sumando puntos, ganando, pero ni así, las críticas acabaron a su alrededor. En un abrir y cerrar de ojos, el América en debacle que tomó, se encontraba en la Final del Apertura 2016, misma que se le escapó en los últimos suspiros; de nuevo, La Volpe volvía a ser el centro de las críticas, no sin antes, archivarse una acotación valiosa del estratega, quizás mínima hace unos meses: "Sigo invicto en mi casa (el Azteca) y eso nadie lo resalta", dijo.
Y sí, contabilizando exclusivamente los duelos de Liga, Ricardo cerró su primer semestre al frente de los de Coapa con seis duelos sin derrota en la cancha del recinto mundialista; la tónica ganadora, más allá de las formas, siguió para este Clausura 2017 y ahora, ya son once los compromisos en los que el Bigotón y los suyos no caen su hogar. Es la mejor racha de cualquier entrenador en la era de Ricardo Peláez al frente de la institución, de hecho, es la mejor marca en el club, desde la instauración de los torneos cortos.
Detrás de Ricardo La Volpe, son pocos los estrategas que se le acercan a sus números y efectividad en el estadio Azteca. De los entrenadores más recientes, también de la era Peláez, Miguel Herrera completó en el Clausura y Apertura 2013, respectivamente, ocho duelos por torneo sin conocer la derrota; en el primero de estos semestres, el empuje le alcanzó a su escuadra para llegar hasta la Final y coronarse de manera agónica frente al Cruz Azul de Memo Vázquez.
Antes, bajo el mando de Jesús Ramírez, América sumó nueve cotejo sin descalabros en el Bicentenario 2010 y el Apertura 2009; la gestión de Chucho se vio interrumpida abruptamente, pero casi siempre entregó gratos dividendos; previamente, Luis Fernando Tena, que llegó a la Final en el Clausura 2007, quedando subcampeón frente al Pachuca, alcanzó los nueve partidos al hilo sin caer en el Azteca y un semestre antes, en el Apertura 2006, su estadística reflejaba 10 compromisos sin derrotas de por medio.
El Clausura 2005, otro certamen que el América recuerda por el título de Liga (obtenido ante Tecos), y bajo la tutela de Mario Carrillo, trajo consigo otra marca cercana a la de La Volpe; el apodado Capello completó 10 juegos sin derrota en casa. Años antes, en el Verano 2000, Alfredo Tena sumó siete series sin derrota, tres años antes, en el Torneo Verano 97', la primera campaña de Jorge Solari, el timonel argentino completó nueve encuentros sumando triunfos o mínimo empates a su causa. En más de 20 años de competencia cada seis meses, las cifras del polémico Ricardo nadie las había alcanzado.
Ahora, pese a que desde su llegada se han fomentado incluso la incorporación de valores de las fuerzas básicas, un punto olvidado en gestiones anteriores, el desempeño de su oncena sigue siendo criticado por especialistas y hasta propios aficionados. El mismo La Volpe habló con TDN esta semana y aclaró cualquier escollo: "Claro... Sin duda que me he traicionado, no juega el equipo como yo esperaba, pero se han conjuntado muchas situaciones para que esto pasara; hoy no me voy a la cama tranquilo por las formas, pero los resultados se han conseguido".
Este sábado, por si le faltara incrementar sus cifras, La Volpe recibirá al Atlas en el Azteca, pensando en tres puntos que les aseguren la estancia en la Liguilla (llegarían a 27 unidades) y por qué no, una plaza imborrable, al menos en cuanto a los números, dentro de la institución más odiada del futbol mexicano; el argentino, además de cambiar su ideología ofensiva, propositiva, construyó a un cuadro defensivo a ultranza, pero sólido, que le ha otorgado estos números... Un nuevo triunfo lo volvería, prácticamente, inalcanzable.